Lo espontáneo

Divina espontaneidad y el resto…

Verano de 2022. En medio de la primera temporada de residencias creativas en Lago Puelo, había cuatro discos en marcha y diez días libres entre una producción y otra. Ese hueco no estaba previsto para grabar, pero la música, a veces, tiene otros planes.

En ese impasse, cada unx encontraba su ritmo: algunxs bajando un cambio, otrxs en plena marcha.

Berny y Sol estaban en un camping del Bolsón, compartiendo el desayuno con otrxs acampantes. Una guitarra que circulaba entre manos terminó en las suyas: Berny tocó algunos temas, Sol se sumó con la voz, y la mesa se llenó de canciones compartidas.

Cerca, alguien que había estado escuchando pidió la guitarra. Dijo que tenía un tema propio.

Tocó Open Water.

Lo que siguió sorprendió a todxs. Esa misma persona que hasta hacía un momento conversaba en español se transformó al cantar y apareció un inglés cargado de folk con cadencia propia, como si viniera de otro tiempo y lugar.

Berny lo sintió al instante: “esto está tremendo”. No tenía grabaciones, pero tenía algo que pedía ser escuchado. Ahí nomás lo invitó a conocernos. “Somos un grupo atípico, todxs producimos, todxs tocamos”. Spencer aceptó sin dudar.

Al día siguiente llegaron a Lago Puelo y esa misma noche, en la casa donde funcionaba el estudio, se armó nuevamente una mesa larga. Entre comida, música y charlas, la conexión fue inmediata.

“Quiero hacer un disco con ustedes, tengo ocho canciones”, dijo Spencer.
“Nosotrxs tenemos diez días”, respondió Outro.
Y así fue.

Diez días. Ocho canciones. Bocha de risa, Amargo Obrero, “¿cómo se dice tal cosa en California?”, “¿sabés qué significa manija?”… etc etc.
La música fluyendo como si conociéramos los temas de toda la vida. 

Y el resto… fue un disco.